jueves, 22 de enero de 2009

Vecinos, un día de estos me volveré asesino serial

Todos hemos tenido, o tenemos, un vecino malo (por no llamarlo hijo(a) de la chingada o de forma más peyorativa). Yo aprendí a tolerar la diversidad de vecinos, a la bola de perros (los de cuatro patas) que viven en casi todos los departamentos de mi edificio, a la vecina -de al lado- chismosa, a doña "Toña Machetes" (como la apodamos mi cuñado y yo), y a la histérica paranoica del cuarto piso. Lo que sí es imposible de tolerar es a la tipa del piso de arriba (que queda exactamente sobre mi depa).

No sé si fue que me cayó mal cuando la conocí, posiblemente sea el hecho de que tengan un perrito que está aullando todo el día porque lo dejan solo en el depa, que su hijo sea un hijo de la chingada que se la pasa tocando las puertas de los vecinos (mi puerta, hablando específicamente) y corre, que su madre (la chingada) se vaya de parranda cada fin de semana y traiga a un tipo diferente a su depa para después no dejar dormir (seguramente para presumirnos lo activo de su vida social y sexual), sus amigos(as) que se la pasan gritando desaforadamente para que les abra el portón y que son finísimas personas al igual que ella (jamás pensé que el vocabulario de palabras altisonantes fuera tan amplio y que sus modales pudieran dar material suficiente para escribir un anti-Carreño en 45 prácticos fascículos), o que casi todo el día hay un incesante golpeteo en mi techo y varios objetos que observo descender -desde mi ventana- producto de actividades que no me interesan.

El punto es que esta mujercita fue capaz de dejar reducida a escombros la armonía que imperaba en nuestro edificio, y que nuestra vecina histérica paranoica del cuarto piso no logró siquiera mancillar (a pesar de las narcomantas que colgó en la entrada cuando no le llegó el recibo y pensó que alguno de nosotros se lo volamos).

La cerecita del pastel fue cuando me enteré de buena fuente (la vecina chismosa de al lado) que no es la primera vez que pasaba eso con ella, del largo historial de la seño, y que ya había sido corrida de varios lugares. La vecina me exhortó a presentar mi queja, manifestar mi inconformidad ante la tipa, realizar una demostración de ira, y -¿por qué no?- escribir una bitácora del suceso (debidamente encuadernada con portada de Winnie Pooh) con un resumen oral donde no omitiera ningún detalle (me imagino que quería que todo esto fuera llevado a cabo en una ceremonia igual de formal que el juramento del martes de Barack Obama).

No sé cuándo, cómo, o dónde, se de el inicio de las hostilidades, lo que sí sé es que cuando eso suceda, y por la forma en que mi paciencia se ve mermada día con día, prepárense para verme "esta noche en Hechos...". Digo, si voy a demostrar mi ira, al menos debo hacerlo bien. Mientras tanto, ya encontré una tienda de armas y cartuchos por mis rumbos.

1 comentario:

mxrush76 dijo...

en tepis venden y rebaratas!!! eso si quemadas..