Esta ambivalencia entre el personaje y la persona, entre el que piensa pendejadas y el otro (que también piensa pendejadas pero un poco más coherentes), entre el metódico y el informal, ha hecho que los dos ya no puedan llevar ese amasiato tierno y perverso que les hospedaba en el mundo bloggeril.
Ya veremos cómo les va a los dos por separado.
Hasta que la necesidad insufrible y masoquista del uno por el otro les reúna nuevamente.
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